Carrera militar y responsabilidad política - Rubén Valencia M.




Rubén Valencia M.


  Este año se cumplen cuarenta años del golpe militar de 1973, y dado el contexto que vive el país, se puede considerar como uno de los más simbólicos, quizás por el clima electoral o por los niveles de impunidad hoy presentes luego de décadas de ocurridos los crímenes.

  Sin embargo, creo que no se ha abordado seriamente la responsabilidad política que poseen los civiles en la carrera militar de los uniformados. Se quiera o no, la formación profesional de asesinos y torturadores de la Dictadura, obedeció en casi la totalidad de los casos a un dejación total de evaluar bajo cánones estrictos, el tipo de idoneidad moral y profesional de quienes terminaron ocupando altos cargos de responsabilidad en la violación de los Derechos Humanos. La civilidad no debe olvidar hoy, así como lo olvidó en el pasado, que la instrucción de asesinos y torturadores se hizo en democracia, que los Pinochet, Contreras, Corvalán, Krassnoff, fueron formados con dineros del Estado chileno, y ascendidos por mandos civiles indolentes de asumir de manera responsable los costos de promover a uniformados que estaban totalmente compenetrados en una visión de mundo autoritaria y bipolar.

  En retrospectiva, los ejemplos sobran, y demuestran que sin discriminar sectores políticos, la política estatal chilena fue siempre la misma. Una total delegación de la Defensa Nacional a los intereses particulares de Estados Unidos.

  La suscripción por parte de Chile del Tratado de Asistencia Recíproca (TIAR) de 1947, el Pacto de Ayuda Militar (PAM) de 1952, fue sintomático a los cambios en las esferas de poder mundial, ejemplificado en el surgimiento de los Frentes de Liberación Nacionales, así como la profundización del conflicto en la Indochina Francesa, que posteriormente devendría en la Guerra de Vietnam, el conflicto de Korea, la división de Alemania y la Revolución Cubana, son sólo algunos ejemplos de lo que el mundo vivía tras el acomodo de las potencias triunfadoras del conflicto bélico contra el Eje.

  En nuestro país tales hechos no se hicieron esperar, la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, conocida como Ley Maldita de 1948, creaba los primeros campos de concentración en Chile bajo el gobierno de González Videla. Uno de estos campos, particularmente el de Pisagua, estaba dirigido por el Capitán de Ejército Augusto Pinochet Ugarte.

  Los ejemplos sobran, y la Escuela de las Américas (SOA) fue el reducto en el cual militares de toda América Latina se educaron en materias de contrainsurgencia y guerra irregular, entre otros cursos. Fundada en 1948 en Panamá, SOA cumplió con entrenar y adoctrinar a gran parte de los violadores de los DDHH en Chile, todo esto con la venia de los gobiernos democráticos de la época. La lista es larga pero podemos nombrar entre otros a: Hugo Acevedo (DINA), Ernesto Baeza Michelsen, Teniente Coronel Germán Barriga (DINA, encargado de la represión al Partido Socialista), Coronel Pablo Belmar (DINA, Caso Carmelo Soria), Coronel Alfredo Canales, Washington Carrasco Fernández, Teniente Coronel Alfonso Faúndez Norambuena (Villa Grimaldi), Teniente Armando Fernández Larios (DINA, Caravana de la Muerte, Caso Carlos Prats, Caso Orlando Letelier), Humberto Gordon Rubio (ex Director de la CNI), Mayor Carlos Herrera Jiménez (Caso Tucapel Jiménez), Eduardo Iturriaga Neumann (DINA, Comando Paracaidista), Miguel Krassnoff Martchenko (DINA, Comando Paracaidista, Villa Grimaldi, Tres Álamos, Cuatro Álamos, Caso Carmelo Soria), Coronel Jaime Lepe Orellana (DINA, Caso Carmelo Soria), Augusto Lutz, General Odlanier Mena (ex Director de la CNI), Teniente Coronel Manuel Rolando Mosqueira Jarpa (Villa Grimaldi), Coronel Manuel Provis Carrasco (Villa Grimaldi), Mayor Guillermo Humberto Salinas Torres (Caso Carmelo Soria), Carlos Parera Silva (DINA), Rene Patricio Quilhot Palma, Coronel José Zara (DINA, ex Comandante de la Escuela de Paracaidismo y Fuerzas Especiales, Caso Carlos Prats).

  Ascendidos y condecorados por civiles, es que es necesario exigir a las autoridades políticas actuales, la total idoneidad profesional y el total apego a las normas democráticas de las autoridades militares, así como un control estricto de los contenidos impartidos en los institutos castrenses. Cabe recordar que Pinochet dejó la Comandancia en Jefe sólo en 1998.

Y usted, ¿sabe cómo se piensa en las instituciones armadas chilenas?

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