La poca promocionada visita de la General Laura Richardson, Comandante del SOUTHCOM de EE.UU a Chile en abril de este año, es sin duda la explicitación de la renovada política estadounidense sobre Latinoamérica. Previamente una serie de recíprocas visitas de personeros del Gobierno chileno y de Estados Unidos, prepararon una gira que pone en el tapete el rol de nuestro país, tanto frente a la potencia del norte, como para con nuestros vecinos fronterizos.
La antesala a la visita de Richardson.
Contextualizando la situación actual de América Latina frente a China, cabe mencionar que, según datos del Foro Económico Mundial, consignados en la Fundación Sol, entre el año 2000 y 2020, el intercambio comercial entre Latinoamérica y China se multiplicó por 26, esperándose que esta cifra se duplique en la siguiente década. Esto se refleja en que para el año 2000, China participaba de menos de 2% del comercio de América Latina. Sin embargo, para el 2035 es posible que el intercambio comercial pueda llegar a un porcentaje no menor de un 25%.
Es bajo esta cúpula china que en febrero de 2022 un medio de prensa chileno, Radio Bío Bío, señalaba que el futuro gobierno de Gabriel Boric habría hecho explícito al Gobierno de Estados Unidos su deseo de alinearse con Washington, esto por sobre los intentos de China y Rusia de cooptar a países transcendentales para sus intereses en Latinoamérica. Esto ya sería complejo tomando en consideración el control estratégico que tienen empresas chinas en nuestro país en áreas como la construcción, electricidad, transporte y minería, siendo este último, el tema más sensible para Estados Unidos, la explotación de las reservas nacionales de litio.
El aumento de la influencia China en el continente no es nuevo, y en parte se debió a los espacios dados por Estados Unidos en Latinoamérica desde comienzos del siglo XXI, fruto de los atentados a las Torres Gemelas y su priorización de la guerra mundial contra el terrorismo. La pérdida de hegemonía de Washington generada a lo largo de décadas fue la que impulsó la arremetida china y rusa en nuestro continente. El tema es extenso y abarca varias décadas, sin embargo, en lo referido a nuestro país lo podemos ver en dos áreas, la económica en la cual China ha generado una arremetida controlando sectores estratégicos, y por otra, la pasividad de Estados Unidos que se ve expresado, no solamente en su rol indiferente para que lo anterior ocurriera, sino también en lo débil de su diplomacia. Esto último quedó graficado en la representación diplomática de Washington en Chile, después de más de tres años sin embajador, ya que desde 2019 hasta 2023 únicamente se contó con Encargados de Negocios, siendo Baxter Hunt y Richard Glenn sus representantes. Recién en Julio de 2022 se nombró a una nueva embajadora con un perfil muy particular, Bernardette Meehan. La diplomática fue Consejera de Seguridad Nacional para la Casa Blanca, y entre sus destinaciones se encuentran Dubai, Emiratos Árabes Unidos, Irak y Colombia, países que representan intereses valiosos y complejos para Estados Unidos.
Siguiendo la cronología de cambios en el comportamiento de la política exterior estadounidense para América Latina bajo Biden, o mejor dicho la de repensar dichas relaciones, es necesario tocar la que posteriormente sería la antesala a la visita de la general Richardson. En octubre de 2022, el Secretario de Estado Antony Blinken realizó una vista a tres países de la región, Colombia, Perú y Chile, precisamente donde posturas de izquierda gobiernan, Gustavo Petro, Pedro Castillo (que dos meses después sería depuesto), y Gabriel Boric. Los temas abordados de acuerdo a lo agendado en dichos encuentros por Washington, fueron la inmigración, las drogas ilegales y el comercio. Pero sin duda lo que movió la visita del Secretario de Estado, es la fuerte influencia de China y Rusia en la política interna del continente.
Un nuevo mando para el Comando Sur (SOUTHCOM).
Washington contempla para el resguardo de sus intereses, la división del mundo en zonas militares, en la cual el SOUTHCOM, es el Comando encargado de garantizar la Seguridad Nacional de EE.UU. en el frente sur, es decir, en lo que refiere a todos los países latinoamericanos con excepción de México, que cae en la jurisdicción del Comando Norte. El Comando Sur tiene injerencia desde materias militares, narcotráfico hasta desastres naturales. Esto se expresa en acciones humanitarias, ejercicios militares multinacionales, cooperación directa con ramas de las FFAA latinoamericanas, ciberseguridad, tecnología, etc. A las órdenes de este Comando se encuentra la Cuarta Flota Naval de EE.UU, así como sus bases de operaciones en Cuba y Honduras, y sus bases menores en Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Perú, y otras que están bajo otras denominaciones.
La General del Ejército de los EE. UU. Laura J. Richardson asumió el 29 de octubre de 2021 la Comandancia del Comando Sur, siendo nominada por el actual Presidente Joe Biden para ocupar dicho puesto. Paralelamente, se debe señalar que el esposo de la General, es el retirado Teniente General de Ejército James M. Richardson. Dato no menor si consideramos las redes que dentro del Ejército de EE.UU maneja la actual Comandante del SOUTHCOM.
Es así que entre el 25 y el 29 de abril de 2022, Richardson visitó por primera vez a la Argentina, en donde pudo tratar temas de intercambio de información, preparación y equipamiento militar de las Fuerzas Armadas. Señalando, esta vez en tierras trasandinas, su preocupación por la base espacial china emplazada en la provincia de Neuquén, la cual sólo sería la fachada de una base militar de Beijing.
Posteriormente, su llegada a Chile se registró el 28 de abril, compartiendo reuniones con los altos mandos de las Fuerzas Armadas chilenas. Es en esta serie de visitas que señaló con respecto a China que, “el riesgo que veo es que muchas de las empresas chinas son empresas estatales, lo que significa que el gobierno las controla. Así que, para mí, es que ganan un punto de apoyo a través de la apariencia de ser una empresa civil o de realizar una operación que puede ser fácilmente una instalación de doble uso, donde el Ejército de Liberación Popular o los militares de China puede venir y fácilmente utilizar esa instalación para sus propias necesidades”.
Meses después de su visita al Cono Sur, más precisamente en enero de 2023, Richardson cobró notoriedad por una entrevista al Atlantic Council, un think tank con lazos principalmente en Estados Unidos y OTAN. En dicha entrevista, la General señala explícitamente el renovado interés por Latinoamérica, o lo que ella denomina la Zona Roja, en donde el Comando ejerce funciones disuasivas. Principalmente en lo que concierne al denominado Triángulo del Litio, en el cual se encuentran Argentina, Bolivia y Chile. Paralelamente, reafirmó la influencia y ayuda directa que ejercen sobre las Fuerzas Armadas y policiales latinoamericanas para desarrollar sus actividades acordes a sus intereses comunes y, principalmente, en todo lo que pueda considerarse una amenaza a la Seguridad Nacional de Estados Unidos. En este nuevo “Eje del Mal”, Richardson considera el peligro estratégico que representan en la región China, Rusia y las organizaciones transnacionales de crimen organizado. Quedando dicho triunvirato geográficamente demasiado cercano a las fronteras estadounidenses. Por otro lado, son las dos primeras potencias las que manejan o tienen directa, o indirectamente, control sobre la infraestructura crítica en países de Latinoamérica.
En abril de 2023 comenzó la segunda visita de Richardson a Chile, de la cual se pueden proyectar ciertas líneas después de su recorrido por nuestro país. En un primer lugar, se observa la utilización de nuestro país como una barrera político militar a la influencia de China en el Triángulo del Litio. Ante la fuerte y continua inversión en materia de extracción del mineral en Argentina y Bolivia, Chile se opondría minimizando las inversiones de Beijing, y dilatando su política sobre el litio hasta encontrar oferentes de preferencia pro estadounidenses.
En el plano militar, el grueso del poder de Chile se encuentra en la zona norte del país, reforzado bajo las nuevas políticas para evitar el ingreso de inmigración por pasos no habilitados. La Fuerza Aérea de Chile posee una total dependencia de la tecnología de Estados Unidos debido a su elección del F-16 como avión principal de combate, a ello se agrega la posible actualización de los F-5 a un nuevo estándar tecnológico, lo que dejaría a nuestro país como la fuerza militar aérea más poderosa de la zona, y de las dos primeras junto a Brasil a nivel latinoamericano. Lo mismo ocurre con las otras dos ramas, las cuales tienen una dependencia doctrinaria, tecnológica y operativa tanto de Washington como de OTAN. Es necesario estar atentos a la posible compra de aviones de combate y vehículos militares chinos por parte de Argentina, esto producto del bloqueo de Londres a toda posible compra militar trasandina luego de la guerra de Malvinas. La posibilidad de vivir una nueva Guerra Fría en el Triángulo del Litio está a la orden del día, y la posibilidad de transformarnos nuevamente en peones activos de dos de las superpotencias actuales una realidad latente.
https://cuadernosdeeducacion.wordpress.com/2023/08/03/el-largo-brazo-del-comando-sur-de-estados-unidos-en-america-latina-richardson-china-y-el-litio-ruben-valencia/
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