El antropólogo, entre el tiempo y la historia

Estudioso de las prácticas políticas de diversas sociedades, Marc Abélès repasa las diversas críticas al estructuralismo y reivindica la concepción del tiempo de Lévi-Strauss.

Por: Marc Abeles Una de las críticas que en su momento se hicieron a Claude Lévi-Strauss fue que miraba con nostalgia cierto tipo de sociedades: las sociedades que producen mitos, que tienen estructuras de parentesco sofisticadas pero totalmente ajenas al cambio, muy conservadoras y cerradas en sí mismas. En un momento se llegó a identificar la antropología con el estudio de ese tipo de sociedades. A menudo se utilizó este pensamiento para decir que la antropología debía dedicarse al estudio de sociedades primitivas, arcaicas, sin historia.

Creo que es una mala interpretación del mucho más complejo pensamiento de Lévi-Strauss. Hoy trabajamos en la antropología de lo contemporáneo, sobre fenómenos muy actuales (yo trabajo sobre cuestiones políticas, otros sobre cómo funcionan las empresas, etc.). Las sociedades del porvenir constituyen la actualidad de la antropología y esto no es contradictorio con lo que intentó hacer Lévi-Strauss, quien siempre se interesó por la estructura en el porvenir.

En el plano conceptual no es casual que dedique buena parte de su libro El pensamiento salvaje a una discusión con Jean-Paul Sastre y con la idea de razón dialéctica. Sartre objetaba que el pensamiento estructuralista fijaba el devenir en la estructura y terminaba por hacer de las estructuras coacciones a la libertad humana. Sastre acusaba a Lévi-Strauss de reducir lo social a un sistema de coacciones y le reprochaba el negar la omnipresencia de la Historia. Hoy, lo sorprendente no es que Lévi-Strauss defendiera este concepto de estructura, sino que cuestionara la concepción de la historia de Sartre. Sobre las llamadas sociedades primitivas, dice que obviamente están dentro de la historia pero en una posición diferente respecto de ella pues se representan de otra forma, tienen otra relación con el tiempo.

La relación con el tiempo es muy importante. Cuando Lévi-Strauss habla de las sociedades "frías" opone su concepción del tiempo como algo mecánico y reversible a la nuestra, que es mecánica y estática. Nuestra concepción del tiempo se ubica en el horizonte del progreso, mientras que las sociedades que él estudia no. Eso lo lleva a pensar que esas sociedades conservaron una sabiduría particular que las incita a resistir cualquier modificación de su estructura resistiendo la idea de progreso. Por eso se le reprochó cierta nostalgia. Puede parecer una posición conservadora, idealista, pero sus efectos críticos son más importantes. Pues la crítica que se ocupa de nuestra concepción contemporánea de la historia no sólo revela otras concepciones del tiempo, sino que a la vez sostiene que la concepción del tiempo de los historiadores merecería un análisis etnográfico.

El impacto del pensamiento crítico de Lévi-Strauss debe ser pensado en el marco de las grandes mutaciones de los años 60 en Francia, con la presencia central del marxismo. Ese impacto crítico se daba, por un lado, por el contraste entre la praxis y la estructura, y por otro lado por los antropólogos que procuraban conciliar antropología e historia. En su Sociología actual del Africa negra, George Balandier empleaba dos categorías, tradición y cambio, que podían remediar las debilidades del estructuralismo. Para antropología marxista, por su parte, bastaba con considerar que la antropología forma parte del "continente de la historia", como decía Louis Althusser. Pero así no se resolvía el problema: pues no siempre queda claro cómo se articulan tradición y cambio, y los marxistas terminan hablando también de una causalidad estructural. 
 
 http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/05/24/01678677.html

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